El Amor de Cuatro Naciones
Recital

Erika Escribá-Astaburuaga, soprano
Orhan Memed, clave


Henry Purcell (1659-1695)
           Music for a while
John Dowland (1563-1626)
           Come again
Anónimo
           Cloris sighed
Henry Purcell
           The Blessed Virgin’s Expostulation


Antonio de Literes (1673-1747)
           de Acis y Galatea
                      Confiado jilguerillo
José Marin (1618-1699)
           Ojos pues me desdeñáis
Anónimo
           El baxel está en la playa
           No hay que decir el primor


Jean-Philippe Rameau (1683-1764)
           de Indes galantes
                      Hébé : « Vous, qui d’Hébé… »
                      Hébé : « Amants sûrs de plaire »
Jean-Philippe Rameau
           de Platée
                      La Folie : « Formons les plus brillants concerts… »


Alessandro Scarlatti (1660-1725)
           de Griselda
                      « Nell’aspro mio dolor »
                       « Di che sogno o che deliro »
                      « Finirá barbara sorte »


Georg Friederich Händel (1685-1759)
           de Semele
                      Semele : « Oh sleep why dost thou leave me… »
                      Semele : « Endless pleasure, endless love… »


Comenzamos en Inglaterra donde Henry Purcell, a finales del siglo diecisiete, logró como ningún otro de sus contemporáneos infundir una nueva vida a la canción.



Siendo fiel a la manera de crear música de principios de siglo en Inglaterra, Purcell se inspiró también en las corrientes que venían de Francia y Italia, pero conservando una voz muy personal. Quizás no exista mejor modo para comenzar un recital de canción que “Music for a while” (música para un momento) que marca el inicio de una tarde “where all your cares beguile” (donde olvidar todas tus preocupaciones).Remontándonos a principios de siglo continuamos con una canción estrófica del misterioso y melancólico John Dowland. Come again es quizás la más alegre de sus melodías con una secuencia ascendente de cuartas que sugiere la dulce espera del amor. Los oyentes familiarizados con el idioma Inglés de la poesía del siglo XVII podrán apreciar el doble significado de algunas palabras que dejan entrever un mensaje que es a la vez inocente y claramente sexual. Cloris sighed, una canción anónima de finales del siglo dieciséis/ principios del diecisiete revela el tormento por un amante asesinado. Un texto anónimo, basado probablemente en el asesinato del rey Macedon Amyntas II, es un trabajo hermoso en miniatura dentro de un prisma muy refinado del estilo musical del período; pero la voz de Cloris y su lamento por su amante muerto es muy real e intensa. Completamos nuestro viaje por Inglaterra con uno de los grandes trabajos de Purcell, su Blessed Virgin’s Expostulation. Extraído de Lucas, Capítulo 2, verso 42, el texto nos remonta al momento en el que Maria se da cuenta súbitamente de que su hijo de 12 años se ha perdido en el viaje a Jerusalén. La desesperación de una madre, sus miedos, el amor a su niño, los recuerdos de momentos más felices, la duda en su fe, todos estos aspectos son revelados del modo más notable por Purcell en una forma que combina recitativo, danza, y aria.

La zarzuela barroca, Acis y Galatea de Antonio de Literes, abre la sección española del programa.



La intimidad de la propuesta musical de Literes refleja la delicadeza del texto en el cual se compara el anhelo de los dos amantes con un pájaro huidizo. Ojos pues me desdeñáis de José Marín destaca el dolor de un amor no correspondido y la desesperación que puede llegar a sentir un amante. Dos canciones anónimas, El baxel esta en la playa y No hay que decir el primor son aparentemente inocentes canciones basadas en melodías populares, pero la metáfora y la alegoría revelan la confusión interna entre los amantes. Musicalmente, nos vemos atraídos a un mundo muy firmemente arraigado en el lenguaje idiomático español y su complejidad rítmica.

Jean-Philippe Rameau escribió su primera ópera a la edad de 50 años, después de haberse convertido en un compositor de primer orden para la iglesia y en la recopilación de pièces de clavecin.




Como digno sucesor de Jean-Baptiste Lully, Rameau obtuvo reconocimiento y éxito por la pura inspiración de su talento y la escritura inimitable e idiomática para la voz. Les Indes galantes se estrenó en 1735 y dicha opéra-ballet fue interpretada al menos 200 veces más durante la vida de Rameau. Vamos a escuchar dos arias del Prólogo: Hébé invita a los jóvenes amantes de Francia, Italia, España y Polonia a reunirse para celebrar los placeres de amor. Más tarde, en el mismo prólogo, Hébé nos advierte: "cantad la felicidad del amor… pero no ofendáis su misterio “. Diez años más tarde, Rameau fue muy atrevido al componer un ballet-bouffon con la ópera Platée. Los trucos y juegos entre los dioses dibujados en el Prólogo reciben una seria reprimenda del Amor: " ¿cómo podría haber una obra sin la inspiración del amor?”. El toque de luz de la ópera es la entrada de La Folie (la Locura) en el Acto II, que usa la alegoría de Apolo y Daphne para advertir contra los peligros del amor. Es una de las arias vocalmente más virtuosas escritas por Rameau.

La ópera poco conocida de Alejandro Scarlatti, Griselda (1721) toma su historia del Decameron de Boccaccio y nos proporciona otra faceta de amor.




La despreciada, rechazada Griselda, antaño reina de Sicilia, se encuentra desterrada al lugar de sus orígenes humildes. Mientras tanto, desprecia las insinuaciones de un cortesano. En "Nell'aspro mio dolor", expresa con vehemencia a su supuesto pretendiente que " el amor me dio un alma de fidelidad y constancia”. Scarlatti subraya la desesperación y ansiedad de Griselda en "Di che sogno o che deliro " con un estilo de escritura vocal que presenta desafíos dramáticos a la cantante. En el Acto II, Griselda está dispuesta a sacrificar su vida por el amor que una vez conoció. En "Finirá barbara sorte" ella canta " Yo, que no tengo nada más que perder": un conmovedor y lastimoso llanto en la música de Scarlatti que anticipa de un modo asombroso a Mozart.

Dos arias de Semele de Handel, escogidas por su belleza e interés musical, completan el programa.



Semele se encuentra apartada del tedio del mundo de los mortales en el reino de Júpiter, pero sólo para ser abandonada por él, más allá del alcance de las miradas mortales. Soñando con su amado, ella despierta y se pregunta por qué el dulce sueño la ha dejado y le pide a su “wandering love” que vuelva a sus brazos en un aria de una sencillez, sutileza y belleza exquisitas. Previamente en la ópera, en el momento en que ella es arrebatada por el cielo, se regocija de su nuevo y más elevado estatus en la brillante aria de coloratura “Endless pleasure, endless love” (placer sin fin, amor sin fin). Handel escoge una ligera gavotte para subrayar el elemento de danza en esta pieza que clausura nuestro concierto.
 


Orhan Memed
noviembre 2010